De la vida he aprendido que las emociones se contagian, que es más rápido infectarse de sentimientos negativos que de positivos, pero que el contagio en positivo tiene a durar más.
De la vida he aprendido el poder que tiene una sonrisa, no importa si te la regalan o tu eres el que la otorgue, al final ambas partes ganan.
De la vida he aprendido que lo verdaderos amigos poco, pero que la calidad llena tanto o más que la cantidad.
De la vida he aprendido que es bueno reír así como otras tantas es mejor el llorar.
De la vida he aprendido que el esfuerzo que más vale es el que se hace día a día, que la única forma de lograr las metas es siendo perseverante.
De la vida he aprendido que son pocas las personas que te dan sin esperar recibir algo a cambios y, esas son las personas que verdaderamente te aman.
De la vida he aprendido que hay que defender nuestros sueños con garra y no permitir que se esfumen y mucho menos regalarlos.
De la vida he aprendido que es muy fácil traicionar a los demás y ser traicionados, pero que es más fácil traicionarnos a nosotros mismos.
De la vida he aprendido a sufrir pero también he aprendido a amar, he aprendido que el verdadero amor no te hace llorar a no ser que sea de alegría.
De la vida he aprendido a darlo todo por quien amo y sentirme bien por haberlo hecho aunque el resultado no sea el que desee.
De la vida he aprendido que no se puede tener todo, que todo tiene un precio y un costo de oportunidad, que hay opciones que no puedes tomar a no ser que sueltes lo que sujetas con la otra mano.
De la vida he aprendido que las verdaderas recompensas llegan con el tiempo, que no se trata de impresionar si no de dejar huella.
De la vida he aprendido que las personas pueden irse pero los recuerdos se quedan.
De la vida he aprendido que no se trata de ser perfecto pero si de hacer lo mejor posible sin conformismo día con día.
De la vida he aprendido que no hay mejor cosa que escucharse a uno mismo, que cuando el cuerpo pide gritar nada lo calma como el gritar, que cuando el cuerpo pide descanso nada es tan reconfortante como descansar, que cuando el cuerpo pide placer nada lo sacia hasta darle placer, que cuando el cuerpo pide amor el primer lugar donde debes buscarlo es en ti mismo.
De la vida he aprendido que no hay cosa mejor que estar bien con uno mismo, que nunca hay que perdernos a nosotros, que no hay que anteponer a nadie y no es egoísmo, se trata de realismo, al final solos venimos y solos nos vamos, la compañía es prestada y el plazo no lo sabemos.
De la vida he aprendido a no quedarme guardados los te quiero, duelo mucho que se queden ahí y el receptor ya no se encuentre.
De la vida he aprendido que es bueno hablar pero es mejor escuchar.
De la vida he aprendido el poder del perdón y que su mayor efecto incide en quien lo otorga.
De la vida he aprendido que hay cosas que no se olvidan sien embargo con el tiempo dejan de doler.
De la vida he aprendido que el único final definitivo es el que dicta la muerte.
De la vida he aprendido que no siempre hay que tener la razón pero siempre se tiene que aprender.
De la vida he aprendido que hay que esconder dentro de nosotros el niño que dejamos de ser mientras nos convertimos en adultos, que siempre hay que divertirse.
De la vida he aprendido que las personas más atractivas por más tiempo son aquellas que cuidan su personalidad más que su apariencia.
De la vida he aprendido que no hay un solo amor de tu vida, el amor de tu vida es el que está contigo aquí y ahora y mañana quizás será alguien más.
De la vida he aprendido a nos desaprovechar las oportunidades, que hay cosas que llegan una sola vez y que el de no tomarlas los únicos responsables somos nosotros.
De la vida he aprendido que no hay verdades absolutas mientras seamos sujetos y no objetos.
He aprendido que así como hay muchas cosas que ya sé, hay mucho más cosas que aprender de la vida.
Y la última que forma parte de una de las canciones del soundtrack mientras escribía esta entrada: De la vida he aprendido que “duerme mucho menos quien ama un poco más”. (Me quedo – Laura Pausini)
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