viernes, 13 de enero de 2012

El camino de regreso, las cosas que aún se y las que no me espero.

Y es que cuando no tenemos nada que decir es mejor guardar silencio, cuando no entendemos nuestro entorno es mejor observar y analizar… por las razones anteriores es que me había ausentado y dejé de escribir, ahora que ha pasado tiempo me siento de regreso en mi camino.


El 2011 terminaba con una serie de desencuentros, las cosas que toda la vida he querido y que pensaba ya estaban por fin llegando  a mi vida se fueron, o tal vez nunca estuvieron. Entre tanto cambio tan repentino es que me alejé de mi camino, y no es malo tomar nuevas direcciones, a veces es muy enriquecedor pero ¿qué sucede cuando en ese nuevo andar nos perdemos a nosotros mismos? Me buscaba en cada cosa sin poderme encontrar, busqué en la música y encontré sorpresas agradables pero no estaba yo, busqué en la ropa y eso si que fue muy divertido, algo de mi encontré (nada más que era algo que nunca antes había atrevido a sacar pero seguía sin reencontrarme), la dieta desapareció, abandoné el gimnasio, libros que quedaron sin leerse… Vaya, lo que les quiero decir es que me sentía tambaleante en mi andar, tropezando con cada pequeña piedra que encontraba y cargando maletas con un equipaje para nada ligero.

A pesar de lo turbio que puede sonar lo pasado, justo antes de terminar el año ocurrió un encuentro que me permitió cerrar bien el año y comenzar con ansias este 2012, tan bueno fue este encuentro que lo traje presente en todas las vacaciones que eran el otro elemento que me dejó cerrar el año muy contento.

Y “Que empiece la fiesta” (libro de Niccolò Ammaniti que fue mi acompañante) de los últimos días del año que acaba de concluir y que les cuento pasé en Europa; un viaje con personas que se han convertido en grandes amigos, en cómplices, en compañeros de esta vida incluyendo a aquél con quien vuelo bajo el mismo cielo.


París siendo invadido por un grupo de ocho turistas en bicicleta; la placentera tarde con Venecia como escenario de ricas pláticas con un compañero de vuelo (que me remonta a “Compagna de viaggio” en algunos aspectos) un par de vasos de vino caliente, varios spritz y tazas de cioccolata calda...


... aquella esquina en Florencia con las que siempre dábamos y las peculiares señales que incluso me sugerían un alto para ir hacia el amor...


... la visita Pisa de pisa y corre; Roma y la exquisita comida en un pequeño restaurante de barrio, la tienda con Piccolino en edición especial, la celebración de fin de año con todo y el maravilloso concierto de Laura Pausini, mismo  que me arrancó muchas lágrimas y otras tantas sonrisas...


... Milán de noche que me enseño que “if devil wears Prada, god wears Versace”...


...la gran Barcelona que pude recorrer en bicicleta para conocer cada rincón de la ciudad o al menos los más interesantes; Madrid en donde ví que los euros pagados en la entrada al Vaticano fueron utilizados para los suéteres nuevos de Massimo Dutti de las monjitas (pobrecitas ellas no fuera a ser que con un sweater más barato les fuera a dar frío, y no es que Massimo sea “la marca” pero ¿y el voto de pobreza?)…


Todas estas ciudades conformaron la escena de unas vacaciones tan esperadas por mí que incluyeron la persecución de la luna por todas estas ciudades para una promesa por cumplir (que aunque en París sólo hubo un pedacito de luna, esta me lo recompensó haciéndose presente en el concierto de Laura Pausini).


Ahora en el camino de regreso a mi puedo decir que me siento de nuevo yo. Y hay cosas que aún sé sobre mí; sé que sigo en esta búsqueda de un crecimiento laboral, un enriquecimiento de persona con todas las cosas que he podido vivir, las que he disfrutado pero también las que he sufrido, de todo se aprende y sabes que valió la pena cuando te quedas más de lo que dejas; continúa a bordo de esta cabecita loca y este tonto corazón la idea del amor romántico, mi vida en color rosa (no por esto fácil, ahora si que como cantó Madonna “I want the good life, but I don’t wan’t an easy ride”) y tener un hogar para compartirlo con ese alguien especial; la intensidad con la que vivo y de la que lejos de avergonzarme me siento orgulloso, porque siempre he preferido el negro o el blanco que el gris; la entrega a mis amigos y las ganas de pasar con ellos más momentos que queden grabados en la memoria y estar aquí para toda la gente a la que quiero… todo esto sigo siendo.

Para sorpresa mía llegan cosas que no me espero y que auguran un espléndido 2012. Dentro de los encuentros están un casi seguro cambio laboral y con esto camino un paso más hacia la tan esperada independencia de mi ser; por otra parte, una muy importante para mi, en una de esas una nueva oportunidad al amor detrás de unos sexy eyes, además están los amigos que aquí siguen y deseo con todo mi ser que sigan. Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas, también se vislumbran desencuentros, la muy probable ruptura familiar que a pesar de todo si en algún momento tenía que darse, ahora es una buena época aunque la verdad preferiría que no fuese así.

Todo esto me trae a la mente aquellas frases que hace poco puse en el caralibro y en el twitter, frases que hoy reflejan el momento que vivo y que les dejo tal cual fueron concebidas:

“Non lasciare che il passato ti dica chi sei, lascia che ti dica chi diventarai. Io non chiedo niente più di quel che ho, siamo anche ciò che abbiamo perso. Le cose non cambiano finché non cambi il modo di guardarle.”

Ahora sí a iniciar el 2012 esperando nuevos encuentros sin descartar desencuentros, abriendo puertas y dejando atrás lo que ya no tiene lugar en mi, conservando aquello que debe permanecer y esperando todo lo que hay por venir… algo si les digo, lo empiezo muy feliz con lo que hasta ahora el año me ha mostrado.

1 comentario:

  1. Si la profundidad de la reflexión es reflejo de la intensidad del recorrido, podrías con todo derecho decir: "vida nada te debo, vida nada me debes, estamos en paz".BERS

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...